Septiembre de 2013...

... mes en el que se cumplen 10 años de mi comienzo de la universidad y de que vine a vivir a San Sebastián. 

Diez años, llevo compartiendo piso con gente de todo tipo, muchas son las aventuras y desventuras que he pasado en este tiempo... desde ver peligrar mi vida con incendios e inundaciones (en el piso, doy fe), hasta ver peligrar la de los demás por guarrerías que no llegaríais a imaginar en la vida, tales como no ducharse en semanas (doy fe). Son muchas las personas con las que he convivido, exactamente 14 si he contado bien... y con todas he tenido momentos para el recuerdo, unos más agradables que otros, pero son cosas que por mucho que sigan pasando los años, ahí estarán en mi memoria. 

Son muchas también, las experiencias vividas en estos años, buenas, malas, malísimas y buenísimas. Es imposible ponerme a enumerarlas, pero todas y cada una de ellas me han servido para algo, de todo se aprende. Me llevo también un montón de amigos, pocos de la ciudad en sí, pero siendo Donosti el punto clave para que se cruzaran en mi vida.

Tras haber cambiado muchísimo desde aquel septiembre de 2003, hoy estoy aquí para despedirme del "piso compartido" y de San Sebastián. Sin mucha opción de prosperidad en esta ciudad, la cual es muy bonita si, pero no tiene trabajo decente para mi ni pisos asequibles sin ser compartidos. Así que, me veo obligada a dejar la ciudad y mudarme a Pamplona, que de momento me da la estabilidad que buscaba, con un trabajo bien remunerado, permitiéndome cerrar esta etapa y comenzar una nueva en solitario (bueno...mas o menos... :P).

Pues lo dicho, este es un post en el que digo adiós al paseo de la Zurriola,

al peine del viento, al pintxo-pote, a toda esa gente de la uni, al Boulevard, al barrio, a toda esa gente que he conocido en mis diversos trabajos, a las vistas desde mi balcón, 

a la lluvia incesante, a la parte vieja con sus los bares jebis, a la avenida con sus tiendas, a los atardeceres desde la ventana de mi cuarto,

a mis clases de cómic T.T, al festi de terror y a todas esas personas que me habéis acompañado en Giputxiland que sabéis que tenéis abiertas las puertas de mi futura casa.

Espero poder despedirme en persona de todos vosotros, porque todavía me quedan unos diitas de gestiones varias, muchas gracias por haber estado ahí para lo bueno y para lo malo. Os echaré de menos muchísimo.